CÓMO MATA FUMAR

12.09.2022

Fumar mata, mata mucho y de distintas maneras. Hasta el 50% de los fumadores mueren por causas directamente relacionadas con el tabaco. Un fumador vive de media 13 años menos que un no fumador. El tabaco mata cada año a 8 millones de personas. Peor aun, según la OMS más de 60.000 niños menores de 5 años mueren por infecciones de las vías respiratorias inferiores causadas por el humo ajeno.

No solo mata, sino que destroza la calidad de vida de millones de personas: cáncer, ictus, infartos, infecciones, insuficiencia respiratoria... todas las especialidades médicas atienden patologías relacionadas con el tabaquismo. 

Pero ¿cómo mata?

Uno de los principales mecanismos por los cuales el tabaco daña el cuerpo es la generación de radicales libres. El humo del tabaco contiene compuestos que inducen estrés oxidativo en las células, lo que lleva a la formación de radicales libres. Estos radicales libres pueden causar daño en el ADN, proteínas y lípidos celulares, contribuyendo al envejecimiento prematuro y aumentando el riesgo de enfermedades crónicas, como el cáncer.

El sistema respiratorio es uno de los más afectados por el consumo de tabaco. El humo del tabaco irrita las vías respiratorias, aumenta la producción de mucosidad y paraliza los cilios, pequeños pelos que ayudan a limpiar las vías respiratorias. Esto facilita la acumulación de sustancias tóxicas y la proliferación de bacterias, lo que aumenta el riesgo de infecciones respiratorias como la bronquitis y la neumonía.

El tabaco también afecta el sistema cardiovascular, siendo un factor de riesgo importante para enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. La nicotina en el tabaco eleva la frecuencia cardíaca y la presión arterial, y contribuye al estrechamiento de los vasos sanguíneos. Esto puede resultar en la formación de coágulos sanguíneos y la obstrucción de las arterias, lo que, a su vez, aumenta el riesgo de infarto de miocardio y accidente cerebrovascular.

En términos de causas de muerte asociadas al tabaco, el cáncer es una de las más prominentes. El humo del tabaco contiene numerosos carcinógenos que pueden provocar el desarrollo de cánceres en diversos órganos, como pulmón, boca, garganta, esófago, páncreas, vejiga y riñones. El tabaco también contribuye al desarrollo de enfermedades respiratorias crónicas, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que puede ser fatal en etapas avanzadas.

Además, el tabaco está estrechamente vinculado a enfermedades cardiovasculares, como enfermedades coronarias y accidentes cerebrovasculares, que constituyen una de las principales causas de muerte a nivel mundial. La relación entre el tabaco y estas enfermedades es multifacética, involucrando la inflamación, la formación de placa en las arterias y la disfunción endotelial.