CLAUDICACIÓN INTERMITENTE O ENFERMEDAD DEL ESCAPARATE

05.10.2022

La claudicación intermitente es el síntoma más común de la patología arterial. Se llama claudicación intermitente a la necesidad de parar al caminar por dolor muscular en las piernas debido a un compromiso arterial. El dolor empieza al rato de caminar, llega a ser tan intenso que obliga a parar, y cede pasados unos segundos pudiendo reanudar la marcha. 

Las arterias se encargan de llevar sangre a los tejidos, y con ella van tanto los nutrientes como el oxigeno que necesitan para generar energía y desarrollar su función. Cuando hacemos actividad física, la demanda de energía del músculo aumenta por lo que necesita que llegue un mayor volumen de sangre. Para ello las arterias se dilatan, además de acelerarse el ritmo de bombeo del corazón. 

La aterosclerosis provoca que por el depósito de colesterol y la formación de placas en las arterias, el calibre de las mismas se estreche y la pared se endurezca perdiendo elasticidad. La luz de paso de las arterias disminuye y además son menos elásticas por lo que transmiten peor la onda de flujo desde el corazón. 

En reposo el tejido recibe el aporte suficiente para su actividad basal, pero cuando el paciente se pone a caminar, el sistema arterial no es capaz de aportar ese volumen extra de sangre que el músculo necesita. El músculo empieza a trabajar en condiciones que no son optimas, lo que genera dolor. 

En la claudicación intermitente el paciente comienza a caminar sin dolor pero, pasada una distancia variable, comienza a presentarse dolor típicamente en los gemelos. Cuando el dolor es muy intenso le obliga a pararse; pasados unos segundos el músculo se oxigena y puede reanudarse la marcha. 

La distancia que cada paciente puede caminar sin dolor depende del grado de afectación arterial que presenta, que a su vez depende de muchos otros factores.

En casi todos los pacientes la causa inicial es el tabaquismo, que favorece el desarrollo de la aterosclerosis, provoca vasoconstricción y disminuye el transporte de oxigeno en la sangre.

En todos los casos es preciso el tratamiento médico con antiagregantes y estatinas; y es imprescindible dejar de fumar. Algunos pacientes necesitan tratamiento intervencionista desde el inicio, por la severidad de su clínica, mediante angioplastia/stent o cirugía abierta.